La carta está sobre la mesa, no era la primera vez que recorría el comedor evitando mirar lo que ahí había. Se paró delante del mueble apoyo ambas manos en el cristal y suspiró.
Volvió la vista hacia las cristaleras abiertas y se dirigió hacia ellas. Se quedó contemplando fijamente las luces de la ciudad, hasta que las primeras gotas de lluvia empezaron a golpear el cristal.
El viento le revolvió el pelo y se estremeció. Volvió a entrar y cerró la puerta.
Evitando cuidadosamente, mirar hacia la mesa se acercó hacia la chimenea, la encendió, y se dirigió a la cocina a prepararse un café. Mientras esperaba a que el agua se calentara, cogió una silla y se puso delante de la chimenea.
Mientras contemplaba fijamente el hipnótico movimiento del fuego, encendió un cigarrillo y dejó que el humo inundará la habitación.
Aún no había tenido tiempo de abrir aquel sobre, pero tenía claro lo que había en él, cerró los ojos, al fin todo había acabado.
Volvió la vista hacia las cristaleras abiertas y se dirigió hacia ellas. Se quedó contemplando fijamente las luces de la ciudad, hasta que las primeras gotas de lluvia empezaron a golpear el cristal.
El viento le revolvió el pelo y se estremeció. Volvió a entrar y cerró la puerta.
Evitando cuidadosamente, mirar hacia la mesa se acercó hacia la chimenea, la encendió, y se dirigió a la cocina a prepararse un café. Mientras esperaba a que el agua se calentara, cogió una silla y se puso delante de la chimenea.
Mientras contemplaba fijamente el hipnótico movimiento del fuego, encendió un cigarrillo y dejó que el humo inundará la habitación.
Aún no había tenido tiempo de abrir aquel sobre, pero tenía claro lo que había en él, cerró los ojos, al fin todo había acabado.
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