1984

Libro: 1984
Autor: George Orwell
Protagonista: Winston Smith
Editorial: Destinolibro 54


Trata de la vida de winston Smith, que vive como el resto de “compañeros” del partido; vigilado por la telepantalla de manera constante. El “cabecilla” del partido era “El Gran Hermano”, al que veneraban en todo el momento. El partido decía constantemente falsas buenas estadísticas. Cada ciudadano tenía asignado un trabajo, y si alguien se revelaba o parecía tener algún pensamiento ajeno al partido, sería “vaporizado” y borrado del recuerdo para siempre. Además existía la liga Anti- sex y agrupaciones de niños que, interiorizaban las consignas del partido hasta el punto de llegar a denunciar a sus propios padres.
Además, el partido mantenía una guerra constante con Eurasia o con Asia Occidental, sin motivo, y la gente no decía nada. En el partido se hablaba de una organización liderada por Goldstein (enemigo por excelencia) que iba en contra del partido. Winston y Julia (una ejemplar del partido y la liga Anti-sex) se enamoran y deciden alistarse a esa organización y hacer “locuras”, como alquilar una habitación o ir al campo. Entones van a ver a O’brien, un supuesto de la organización de Goldstein, y firman el acuerdo de entrar en dicha organización.
Pero resultó que O’Brien era del partido acérrimo, y los delató. A Winston y a Julia los torturaron con sus peores pesadillas (las ratas). Les dieron descargas eléctricas, … Y los volvieron a dejar en libertad como unos “animalicos” del partido, sin capacidad para revelarse.

COMENTARIO

Me ha parecido un libro muy interesante porque narra algo que veo todos los días, por todas partes; la manipulación de la sociedad. Y lo peor es que este suceso la gente lo ve como “en abstracto”, craso error. Un ejemplo muy sencillo: los equipos de fútbol. Hay gente (por suerte no toda) que su vida está monopolizada por su equipo, que insulta al rival, incluso agreden al que no apoyan al mismo,… y todo por un balón. Nos damos cuenta de que algo insignificante (una simple organización) se puede llegar a convertir en “lo más”, pero se despreocupan de lo más importante, las personas. Este hecho, que se repite muy a menudo, demuestra la poca humanidad que hay, demostrando que no hay mayor crisis que la de una sociedad moralmente deficiente.