En homenaje a Borges y su concepción de las bibliotecas como paraísos, en recuerdo de Verlaine y todos los poetas malditos, edito este blog para que mis alumnos puedan recoger todas sus lecturas y sus creaciones. Porque aún tienen toda una vida por hacer, pero yo ya estoy a mitad de camino.

Límites

Hay una línea de Verlaine que no volveré a recordar.
Hay una calle próxima que está vedada a mis pasos,
hay un espejo que me ha visto por última vez,
hay una puerta que he cerrado hasta el fin del mundo.
Entre los libros de mi biblioteca (estoy viéndolos)
hay alguno que ya nunca abriré.
Este verano cumpliré cincuenta años;
La muerte me desgasta, incesante.

Jorge Luis Borges.

miércoles, 21 de abril de 2010

El niño con el pijama de rayas.



Bruno es un niño de 9 años que vive en Berlín con sus padres, su hermana y con la criada, María. Un día al llegar a casa después del colegio vio a la criada recogiendo todas sus cosas, se mudaban. Nadie le había dicho nada antes y Bruno se puso muy triste ya que eso conllevaría no ver a sus tres mejores amigos para toda la vida nunca más, ni bajar por la barandilla, ni ver a los abuelos... Su padre tenía que hacer un trabajo muy importante y ese era el motivo de la mudanza; vivirían en “Auchviz”.
Cuando Bruno vio su nueva casa por primera vez se quedó asombrado, era mucho más pequeña que su casa anterior, era muy triste y muy fría, estaba claro que no le gustaba pero tenía que hacerse a la idea. Pasaban los días y Bruno se aburría no sabía que hacer, un día se construyó un columpio. Pidió al oficial Kotler que le consiguiera un neumático y lo construyó, pero cuando estaba jugando Bruno se cayó y la única persona que estaba cerca para ayudarle era un criado que les hacía la comida. Entabló una conversación con el niño, él había sido médico antes de llegar ahí. Más tarde llego la madre del Bruno y ésta le dio las gracias al criado.
El niño no sabía que hacer para no aburrirse y una tarde ando y ando por aquella alambrada que veía desde la ventana de su cuarto, quería saber hasta donde llegaba. A lo lejos vió una sombra que a medida que se acercaba se hacía más grande, cuando llegó al punto vió al otro lado de la alambrada a un niño.
Bruno y el niño empezaron a hablar. Se llamaba Shmuel, un nombre raro para Bruno. Los niños se hicieron amigos y Bruno cada tarde iba hasta allí, hasta ese punto de la alambrada donde se encontraba con su nuevo amigo. Nunca dijo nada en casa de la existencia de Shmuel ya que creía que no se lo iban a tomar bien, y él no quería perder a la única persona con la que podía entretenerse en ese lugar debido a que con su hermana Gretel no se lo pasaba bien. Durante todo el tiempo que Bruno pasó en “Auchviz “lo único que hacían los dos niños era hablar ya que cada uno estaba aun lado de la alambrada. Hablaban sobre las diferentes vidas que llevaban; Shmuel tenía el pelo rapado y vestía siempre con el mismo pijama, un pijama de rayas, y no es que se lo pasara muy bien allí dentro, Bruno, sin embargo, no se daba cuenta de muchas cosas, como de que su amigo no lo pasaba realmente bien ahí dentro y sólo se preocupaba por él mismo. Después de un año, la madre de Bruno decidió que ya era hora de volver a Berlín, a su nueva casa. Regresarían todos menos el comandante. Cuando le dieron la noticia a Bruno se puso un poco triste. Ala tarde siguiente llovía mucho y el niño temía no poder despedirse de Shmuel pero por fin la lluvia paró e hizo el mismo camino que siempre hasta allí. El día anterior Shmuel no encontraba a su padre y pidió ayuda a Bruno. A Bruno le encantaba jugar a los exploradores cuando estaba en Berlín y como nunca habían jugado juntos le prometió ayudar a encontrar a su padre así que Shmuel le cogió un pijama de rayas como el que él llevaba puesto y por el hueco que había debajo de la alambrada Bruno se metió al mundo de Shmuel. Se adentraron hacia el interior del campo y un grupo de hombres con armas fueron donde ellos, Bruno se asustó pensado que iban a pillarle allí dentro pero su amigo le dijo que pronto pasaría. Les llevaron hasta una habitación, estaban todos muy juntos y pegados, la gente estaba como asustada y Bruno no entendía nada, pronto pasaría todo…
Bruno nunca regresó a casa. Al día siguiente todos buscaban sin parar al niño, la madre no regresó a Berlín esperando noticias pero un día esperanzada lo hizo por si bruno hubiera regresado el sólo. El comandante se ganaba día a día la antipatía de los soldados, no dejaba de pensar en su hijo. Un día volvió al lugar donde encontraron la ropa de su hijo y observando el lugar se percató del hueco que había debajo de la alambrada. Le fallaron las piernas y acabó sentado en el suelo.
Tiempo más tarde unos soldados fueron a por él, ya no le importaba lo que le hicieran. Su hijo ya estaba muerto.



Opinióm crítica.
Es un libro muy corto, solo 216 paginas, de la editorial Salamandra.Muy facil de leer, cuando te des cuenta has llegado al final.Te engancha desde el primer momento. De hecho es uno de los pocos libros que he leido enteros. ¡Os lo recomiendo!

1 comentario:

  1. Me alegro de que te gustara y celebro tu sinceridad. ¿Cómo te has sentido al leerlo y mientras lo leías? ¿a que era divertido? Pues estoy segura que encontrarás otros libros que te harán sentir igual. Aprovecha estas fechas y hazte con otro. Merece la pena.

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