
La carta está sobre la mesa. Yo estaba emocionada por aquella carta, ya que nunca recibo cartas. No sabía ni de quién podía ser, me extrañaba que alguien me escribiera a mí. Estaba hasta nerviosa por saber el contenido de aquella carta. Suponía que sería una carta del médico o cualquier otra carta que casi siempre mis padres se interesan por leerla que yo. Pero en el fondo sabía que no era una carta de esas. Me acerqué a la mesa y después de estar andando de un lado a otro me decidí a abrirla. Cuando estaba apunto de abrirla reconocí aquel tipo de sobre, aquellos pequeños detalles que me llegaron a reconocer de quien era. Aquella carta era de Eva, una chica que conocí de Madrid cuando vino a Totana, la cual nos hicimos tan amigas que siempre estabamos juntas. Incluso yo llegué a ir a Madrid a visitarla con mis padres. No sabía porque me mandaría la carta después de siete años sin saber nada de ella. Rápidamente abrí la carta, y me dijo que vendria muy pronto a verme, y me enviaba una bonita postal de dos niños pequeños cogidos de la mano, lo cual me motivo muchisimo y me encanto aquella carta. Fue una de las mejores noticias que me pudieron dar en ese momento.
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